martes, 5 de abril de 2011

Nota 2. Nunca he manejado una moto.


En la cuadra había muchos niños, yo de esa camada era de los menores, el mayor posiblemente arañaba los 20, hermano mayor de otro de los chicos, eran los ochenta, un día como cualquiera, el chico mayor Jose Juan sin el consentimiento de sus padres compró una moto, para mi era una moto cross, muchos años después supe que era una enduro, posiblemente 125 o 150 c.c. Aquel chico al que admirábamos por ser el mayor, el que tenía novia, sabía manejar un camión, ahora wow, tenía una moto, alguna vez yo  le escondí la motocicleta en el patio de mi casa. En una ocasión, Jose Juan,  al llegar a su casa le pidió a otro de los muchachos que le cuidara la moto a la vuelta de su casa, el “ricky” al ver la ocasión pronto estaba montado en la moto dando sendos recorridos por la colonia, no faltó el que pidiera una vuelta, de rato ya era un carrusel, alguno otro de los muchachos mayores tuvo la brillante idea, “préstamela a mi” y el Ricky se la prestó a Pedro y a Luis y a Chonito y  llegó mi turno, sabes manejarla verdad? Rápidamente repasé todas las instrucciones por mi mente, lo había analizado arduamente, yo sabía lo que tenía que hacer entendía perfectamente como funcionaba esa máquina, había repasado ese momento en mi mente miles de veces, lo había soñado… Si respondí con firmeza, si se manejarla. Siendo yo un chico alto no tuve problema en montarme en la moto, meter el embrague, meter la primera, soltar el embrague… y ahí iba yo disparado como bala de cañon, la moto reparó de golpe levantando la llanta delantera, pero yo no perdí la calma, estaba concentrado, en meter segunda, cuando se mete segunda? Logré escuchar un algarabío detrás de mi, los chicos corrían, yo frené, pregunte sin entenderlo ¿que pasó? Me bajaron de inmediato, asustados, pensamos que te ibas a caer dijeron, ¿no viste como arrancaste?
Me quedé esperando una segunda oportunidad que nunca llegó con el paso de los años, extraña analogía esta, pero pienso que es como con los niños, cuando los cargas la mamá se asusta porque piensa que no sabes lo que haces, y aún cuando uno tiene ganas de jugarlos, voltearlos, lanzarlos al aire, es mejor no hacerlo por la tranquilidad de la madre, con las motos es lo mismo, después de todo habrá que esperar a tener la propia si no quieres que nadie te reclame por haberla roto.
Jose Juan después de un tiempo cambió su moto chica por una moto mas grande, creo que fue porque aprendió a manejarla bien y se sintió seguro de montar una mas potente, no se si esto lo contó en las muchas pláticas que teníamos, de esas que tienen los chicos de la cuadra, que se reúnen casí diario y hablan de todo, y los grandes cuentan sus experiencias, y los chicos hacen preguntas, esos tiempos fueron buenos, buenos amigos, muchos partidos de futbol, de beisbol, de tochito callejero, de rebotes de balón en la cochera, de molestar al vecino gruñon. En mi se quedó la idea de aprender en una moto chica, y después la moto que quieres.
Jose Juan siguió siendo una leyenda, tuvo un auto deportivo, el cual volteó en la carretera y salió ileso, vivió para contarlo, tuvo muchas peleas, tuvo muchos otros accidentes, tuvo muchas novias hermosas, hizo buenos negocios, vivió una buena vida, hasta qué murió en un accidente automovilístico, y no, el no iba al volante, manejaba su hermano menor, Luis, en ese accidente murieron su primo y un amigo suyo que era su socio, para mi ambos siguen siendo una leyenda, que me enseñaron muchas cosas, y también de motos.
 
 
Honda Custom, así recuerdo que era la moto de Jose Juan.

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